LA PELIGROSA PARCIALIDAD DE ALGUNOS JUECES

 

El auténtico jefe de la derecha, José María Aznar, dio la orden de movilizar a toda la derecha, la política, la social, la judicial y la mediática con el objetivo de acabar con el Gobierno legalmente constituido. Y está siendo llevado a cabo con auténtico fervor por sus mesnadas. De esa consigna se desprende que todo vale, es la guerra total, sin cuartel. Los medios que se utilicen poco importan por más que desestabilicen el país, tensionen la convivencia, polaricen a la población y lesione la división de poderes, base de la democracia. Es una estrategia propia de un poder autoritario que no puede soportar estar sin gobernar. Esta derecha añora la dictadura de la que procede.

Los feroces ataques políticos están capitaneados por un verdadero killer, Miguel Tellado, traído exprofeso de Galicia para transmitir el odio con rabia. Este personaje es el paradigma de todos los voceros y voceras que siguen fielmente la consigna del Jefe supremo. Hasta Borja Sémper, recuperado por Feijoó para dar una imagen de moderación y hacer de poli bueno, se ha contagiado y se apunta a las barbaridades que dicen las consignas. Hacer propuestas para mejorar la vida de los españoles no va con ellos. No conocemos iniciativa alguna que hayan presentado en el Congreso para solucionar alguno de los problemas relacionados con la vivienda, la sanidad, la educación, la dependencia, el empleo, las mejoras laborales, el medio ambiente, en fin, todo aquello que nos afecta y nos preocupa a la inmensa mayoría de los españoles. Y las que presenta el Gobierno votan en contra sistemáticamente. Solo leña y más leña contra el Presidente del Gobierno. En este desenfreno enloquecido hay una competición por ver quién es el que hace o dice el insulto, la mentira o la barbaridad mayor. Hasta ahora va ganando la Presidenta de Madrid, manejada por su jefe de gabinete hombre de confianza del Jefe y debidamente instruido por Steve Banon impulsor del pensamiento radical trumpista, aunque le está costando vencer la brutalidad del “fichaje gallego”. A Feijoó se le ve desbordado y lo más grave, se nota que no manda.

Pero esa actitud política, con ser preocupante, no es lo más grave de la estrategia que practican. Lo realmente peligroso para el sistema democrático es la actuación de los miembros de la judicatura que cumplen el mandato del Jefe. La Constitución que define nuestro sistema de libertades, señala claramente la separación de poderes y sus competencias, el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Este último como garantía del cumplimiento del armazón jurídico que regula nuestra convivencia. Este es el último recurso al que se recurre porque sólo entiende de lo legislado y no puede hacer interpretaciones políticas. Es muy triste y preocupante que haya que recordar los principios que hacen posible nuestra convivencia. Realmente es un escándalo las actuaciones de algunos jueces que no les importa lo más mínimo violentar su obligación constitucional y posicionarse descaradamente en favor de los intereses de la derecha. Lo más preocupante es el descaro con que lo hacen, no les importa el descrédito que siembran entre la población. Los hay que se posicionan descaradamente sin cortarse un pelo. Quiero pensar que no son conscientes del daño que hacen a la democracia... aunque algunos dan la impresión de que preferirían un régimen distinto. Para ellos democracia es cuando mandan los suyos. Eran muy conocidos los nombres de algunos insignes magistrados muy significados por favorecer a políticos de la derecha con resoluciones y sentencias. También se hizo público que la Sala Segunda del Supremo estaba controlada por el PP “desde atrás”, como dijo Ignacio Cosidó, Director General de la Policía. Que los jueces utilicen su poder para hacer política es lo más grave que puede ocurrir en un Estado de derecho, cuya base fundamental es el respeto a la división de poderes. Es muy grave que no sean conscientes de que su actitud es totalmente antidemocrática por más que la disfracen con resoluciones con apariencia legal.

El Gobierno debe centrarse en incrementar sus propuestas legislativas y volcarse en la solución de los problemas que afectan a la población. Ese debe ser el eje de los debates que debemos tener los ciudadanos, por tanto deben llevar la iniciativa con una avalancha de proposiciones que conduzcan hacia asuntos que nos importan y, sobre todo mejorar notablemente su política de comunicación, no deben aparecer en los medios a la defensiva. Es cierto que el ruido y las barbaridades se venden mejor, pero de responder a las mentiras y a los insultos deben encargarse básicamente los partidos políticos que conforman la coalición de Gobierno. Luchar en el fango hace que todo se embarre.



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