UN FUTURO ANDALUZ PREOCUPANTE
En
lo que llevamos de año se han producido acontecimientos importantes
que han afectado a nuestras vidas y que plantean un futuro incierto y
preocupante: el
precio de la energía y el aumento escandaloso del IPC son los que
nos afectan ahora más directamente. La incertidumbre en el campo
geopolítico, generado por la guerra de Ucrania, ha modificado la
estrategia del espacio europeo al que pertenecemos y el covid 19 que
continúa ahí, aunque debilitado, pero
alterando nuestro comportamiento. En el campo de la política ha
ocurrido
en nuestro país un cambio en el principal partido de la derecha, la
caída fulminante de Pablo Casado y su sustitución por Alberto Núñez
Feijóo, que representa otro estilo y ya se verá si también otros
contenidos.
Sin
embargo, en
nuestro espacio político, lo
más inquietante es el ascenso de la extrema derecha que ha dado un
salto en su estrategia y ha pasado de apoyar al PP, a exigir gobernar
como ya
lo
ha hecho en Castilla y León. Precisamente estos tiempos turbulentos
son un espacio abonado para que crezcan estos demagogos que fomentan
el odio. Los neofranquistas lo han aprovechado y se han apoyado en el
hartazgo de la ciudadanía por la cantidad de elementos adversos que
se suceden y se acumulan. También ha influido en este ascenso el
hecho de que la mayoría de los votantes pertenecen
a una nueva generación que no conoció la dictadura franquista. Se
han criado en la democracia y creen que el sistema de libertades del
que gozan va a durar siempre; no conocen el trabajo y el
sacrificio
que han
costado que su voz tenga protagonismo y no son conscientes de que la
pluralidad política en España tiene menos de cincuenta años. A
esto se añade que las soluciones planteadas por esta derecha
extremista son eslóganes que se expresan en un twist. Los contenidos
de su programa nos retrotraen a lo más negro de nuestra historia:
machismo, racismo, xenofobia, connivencia con el sector más ultra de
la Iglesia, fomento del odio al diferente, concepto excluyente del
patriotismo, supresión de las autonomías, defensa de los
poderosos..., es decir la negación de la Constitución que define
nuestro estado de derechos y libertades. Autocracia
modelo Putin.
No
debemos olvidar el
origen de la
derecha española, heredera de los valores del franquismo. Fraga
Iribarne, Ministro
de Franco fundó
Alianza Popular, dónde
la mayoría de sus miembros
votaron
en contra de la Constitución. Después
Aznar, lo
convirtió en
el Partido Popular( centro-derecha dijo) pero
en realidad permitió que anidara
en su seno el huevo de la serpiente que ahora ha dado la cara. La
errónea estrategia de Pablo Casado, en su intento de parecerse a VOX
ha conseguido fortalecerlo como el auténtico detentador de los
principios más ultraconservadores: naturalmente
siempre es preferible el original a la copia.
Mucho
tiene que ver también en esta situación el papel de la izquierda,
siempre dividida y enfrentada. Desde
siempre ha estado
la izquierda que pretende mejorar las condiciones de los más
desfavorecidos y hacerlo desde el único sitio posible, gobernando. Y
la otra, testimonial, que pretende cambiar el sistema refugiada en
los símbolos, los gestos y la utopía. La incorporación de Unidas
Podemos al Gobierno ha sido un acierto y se ha notado su indudable
influencia en las leyes que han llevado al Congreso, lo que provoca
que el Gobierno tenga que soportar una avalancha de
descalificaciones, haga lo que haga, impregnadas de odio por parte de
la derecha y sus medios de comunicación. La historia nos cuenta que
lo mismo pasó en la República hasta la sublevación de Franco. En
un escalofriante relato nos
lo describe Paul Preston en su
libro
"El Holocausto español".
En
este escenario tendrán lugar las elecciones andaluzas, las
siguientes que tocan. Los sondeos de opinión más serios, reflejan
un panorama preocupante. La fuerzas políticas que más crecen son el
PP con dieciocho escaños y VOX con diez; CIUDADANOS casi desaparece;
el PSOE baja 3 y el resto de la izquierda baja siete. La suma de la
derecha daría mayoría absoluta sobrada. Esa es la prueba del
algodón para Núñez Feijóo, no podrá
ejercer
de gallego cuando hay que optar por incorporar a la extrema derecha
al Gobierno, o convocar nuevas elecciones. Creo que hay pocas dudas
de que será la primera opción la elegida. Ya tenemos la experiencia
de lo que hacen los gallegos que le han precedido en el mando de la
derecha.
¿Que
puede significar que VOX gobierne en Andalucía? En primer lugar el
cambio radical de un voto que desde la llegada de la democracia ha
sido mayoritariamente de izquierdas, hasta que la suma de CIUDADANOS
y el PP en el 2018 lograron formar Gobierno, curiosamente con el peor
resultado que tuvieron los populares en unas elecciones andaluzas y
desbancando al PSOE que había
sido
el partido ganador.
En segundo lugar la presencia de los neo-franquistas en el poder va a
suponer un giro radical en las políticas que se venían haciendo.
Por ejemplo, el PP ha respetado la ley de Memoria Histórica, ha
aportado recursos económicos, ha continuado las excavaciones en
curso y ha iniciado otras nuevas aunque no
lo haya hecho con
mucho entusiasmo. Pongo este ejemplo porque es una política odiada
por los herederos de los vencedores de la guerra, que quieren imponer
otra ley que llaman de reconciliación. Ya sabemos lo que significa
eso en sus postulados. El PP ha aplicado hasta
ahora una
hábil estrategia que consistía básicamente en no espantar el voto
de izquierda tan consolidado en Andalucía, y ha mantenido posiciones
de centro que recuerdan a las defendidas por la extinta UCD. En eso
ha contado con la ayuda de los liberales de CIUDADANOS. Es imposible
que con la exigencia de VOX de formar parte del Gobierno se puedan
hacer las políticas de centro que se venían haciendo.
Si
miramos el panorama de la izquierda vemos que el PSOE cambió de
liderazgo el año pasado, el nuevo Secretario General, Juan Espadas
tiene en contra que es desconocido para más de la mitad de los
andaluces, según la encuesta del CIS andaluz. Un serio handicap para
afrontar unas elecciones dentro de dos meses.
Los
partidos a la izquierda del PSOE han pactado ir juntos en estas
elecciones, cosa que no hicieron en el 2018, ahora son conscientes
del peligro que representa el ascenso de los ultra conservadores.
Solamente Adelante Andalucía se ha negado a formar parte de la
coalición ya que mantienen la inútil pureza de sus principios
irrealizables y no valoran que lo que importa ahora en estas
elecciones no es cambiar el sistema sino frenar a la derecha.
La
situación requiere la máxima movilización de la ciudadanía y
alertar de los peligros que se nos avecinan. Estoy convencido de que
muchos de
sus votantes no
son conscientes de la
posibilidad de que
puedan gobernar los enemigos de la democracia, de ahí la importancia
de desenmascararlos:
las
cosas se valoran cuando se han perdido y
en estas elecciones tenemos muchas cosas importantes que podemos
perder y merecen luchar por mantenerlas.
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