MÁRTIRES
La Real Academia define mártir como: “persona que muere o sufre grandes padecimientos en defensa de sus creencias o convicciones”.
El pasado sábado la Iglesia celebró en la Mezquita-Catedral un acto solemne por la beatificación que el Vaticano había concedido a 127 personas, por ser mártires de la guerra civil.
Es justo que una comunidad, en este caso la católica, rinda homenaje a las personas que sufrieron la muerte por sus creencias. Y además lo haga con gran solemnidad, con el reconocimiento y el apoyo de la sociedad creyente. Un acto que además sirvió de exaltación de los valores católicos.
En los dos cementerios de Córdoba hay enterradas en fosas comunes y sin identificar, más de 4.000 víctimas, hombres y mujeres de Córdoba, de otros lugares de España y algunos de otros países. Fueron fusilados por el solo hecho de defender sus creencias y sus convicciones. Exactamente igual que los 127 que la Iglesia ha reconocido. Por tanto también son mártires. Y no olvidemos que aquí no hubo víctimas de la guerra civil porque en la ciudad de Córdoba no hubo guerra, solo hubo represión de los golpistas, que continuaron asesinando hasta años después de terminada la contienda.
Los familiares de estas víctimas no quieren pompas ni boatos por sus allegados, su deseo es mucho más humilde, se conforman con encontrar sus restos y darle una sepultura digna, para poder llevarle unas flores a la tumba de su padre, madre o abuelos. Después de 85 años creo que también es de justicia.
Columna de opinión en la Cadena SER
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