NO SOY DE MADRID

 

La afirmación hecha por Isabel Díaz Ayuso de que Madrid es España y España es Madrid, no es cierta. España por suerte para nosotros es de una diversidad tal que no cabe en la capital. Es un simple slogan electoral que pretende buscar un cuerpo a cuerpo con el Presidente del Gobierno. Estas elecciones que se celebran en la Comunidad de Madrid no me interesaban, me negaba a entrar en el juego que pretendía la Presidenta de que todos los españoles estuviéramos pendientes en sus elecciones. Primero porque desde el tamayazo de 2003 conocemos que la derecha está dispuesta a todo para conseguir el poder sea como sea, como también ha demostrado con los sobornos de Murcia. No le importa hacer trampas. Y ya conocemos también  que quiere el poder para lucrarse con el dinero de todos, como es público y notorio. En segundo lugar porque bastante tengo con el PP que gobierna en Andalucía como para tener que soportar las ayusadas que generosamente nos enseñan los medios de comunicación.

Pero el debate en la SER y el envío de los anónimos al Ministro Marlaska, a Pablo Iglesias y a la directora General de la Guardia Civil María Gámez, me han despertado una gran inquietud y han provocado que entre en la campaña. No son hechos que puedan apuntarse al fragor de una contienda electoral, son la manifestación de unas actitudes que ponen en peligro el propio sistema democrático.

Estas derechas, las dos (a veces cuesta trabajo distinguir cuál de ellas está en el extremo), rivalizan por parecerse a las de los años 30 que nos trajeron la mayor tragedia de nuestra historia. En esa rivalidad ahora va en cabeza VOX, que buscando ampliar su espacio político ha entrado en una dinámica de provocación y fomento exacerbado del odio. Exactamente lo mismo que hizo el partido nazi en Alemania y que también aplicó la derecha de entonces en nuestro país. Paul Preston en su libro El holocausto español cuenta que Gil Robles, destacado líder de la CEDA, manifestaba en sus escritos la idea de que la violencia contra la izquierda era legítima dada la inferioridad racial de sus integrantes (ahora les llaman ratas). En 1933 el mismo Gil Robles decía que la democracia no era un fin sino un medio para conquistar el Estado y que llegado el momento, el Parlamento o se sometía o lo hacían desaparecer. Y así fue.  Hitler también hizo lo mismo.

José Antonio Primo de Rivera, que no necesita presentación, defendía que la dialéctica que había que emplear era la de los puños y las pistolas. Ahora han comenzado por enviar balas con  amenazas de muerte.

Algunos que lean esto pensarán que hoy no es posible que ocurra eso, porque estamos en  Europa. Pero ahí  están Hungría y Polonia que son gobernadas por la extrema  derecha que paulatinamente va restringiendo sus libertades, hasta el punto que Hungría ha recibido una seria advertencia de Bruselas. Y en los países de nuestro entorno han surgido con fuerza partidos de corte fascista, asentados en un discurso xenófobo y racista, con el agravante de que algunos, como la  Agrupación Nacional en Francia, puedan llegar al poder. Se podrá argumentar que ahora no es  posible que ocurra  en este mundo intercomunicado con grandes avances tecnológicos. Precisamente es la utilización que hacen de internet lo que provoca su  crecimiento entre la población, mediante la explotación del malestar que sienten amplios sectores de la población por las difíciles circunstancias que atravesamos.

Los últimos acontecimientos han hecho reaccionar a la izquierda que ha lanzado la idea, a la que me apunto, de que es necesario establecer un cortafuegos para frenar el avance de estas derechas. Se ha dicho que se trata de democracia o fascismo, también estoy de acuerdo, y eso es algo más que unas elecciones autonómicas. El triunfo depende del voto de ese  trabajador que en unas condiciones laborales lamentables, explotado, sin recursos, sin poder tener un proyecto de vida y sin esperanzas, se pueda creer  las mentiras de VOX . Es preciso descubrir el engaño. Y eso no se hace con el discurso de democracia o fascismo, porque la democracia le ha traído sus penurias y el fascismo se lo han vendido como una esperanza. Se trata de informarle que en el programa de los neofascistas no se contempla para nada su bienestar, todo lo contrario, contiene medidas que van en detrimento de su ya escaso nivel de vida. Sin embargo  contempla más beneficio para los poderosos, los de siempre.

Ahora sí existe una razón para que las elecciones de Madrid interesen al resto de España. Ya no se trata de una contienda electoral más, ahora está en juego algo mucho más importante, se trata de que Madrid no sea el inicio de una cadena que ponga en peligro nuestro sistema de libertades.

 

Comentarios

Melchor Guzmán Guerrero ha dicho que…
Herminio, muy acertado tu análisis. Estamos viviendo unos momentos muy especiales y peligrosos para nuestra democracia que tanto nos ha costado conquistar. Debemos, como bien dices, enfrentarnos a los que quieren acabar con ella desde dentro. La democracia tiene que ser el gobierno más fuerte porque es el que representa las voluntades de los ciudadanos. No debemos permitir que el odio vuelva otra vez a ser el que mueve las voluntades en España. Nos merecemos otra cosa. ¡Basta ya!

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