EGOÍSMO Y SOLIDARIDAD
La semana
pasada nos encontrábamos en Córdoba felices porque no había contagiados por el
virus. Es decir, que nos estábamos portando con la responsabilidad
que se nos pedía por las autoridades sanitarias. Pero todo se
torció en un momento. De ser los mejores hemos pasado a ser los peores de
Andalucía, todo ello como consecuencia de la celebración de una fiesta.
Creo que
algunos desaprensivos no se dan cuenta de la gravedad de la situación que
estamos atravesando. Confunden el hecho de poder salir a la calle con hacer
vida normal, el poder tomar unas cañas con amigos, convertirlo en fiestas o
botellones. Pero el uso obligatorio de la mascarilla ya nos demuestra que no existe la normalidad, y no puede existir
mientras estén en juego nuestras vidas. Porque de eso se trata, de nuestras
vidas, nada menos. Hay que ser muy irresponsables para no darse cuenta de esto.
Dice hoy el filósofo Daniel Innerarity en un artículo, que el ser humano está
diseñado para no ver más allá de sus narices. Sin duda eso nos convierte en
egoístas y hacemos lo que nos apetece sin medir las consecuencias. Pero en este
caso es un egoísmo suicida y a la vez homicida porque puede matar a los demás.
Hay que entender que ahora la solidaridad comienza con nosotros mismos por la
cuenta que nos trae. Los que respetamos las normas, sabemos lo que está en
juego, y las cumplimos porque es la única manera de evitar el contagio y acabar
cuanto antes con esta situación anómala. Entendamos de una vez por todas que
ahora no es tiempo de fiestas ni de celebraciones y que llegarán antes si nos
portamos responsablemente.
Columna de opinión en la SER 20-07-20
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