EL NUEVO McCARTHYSMO
Después de
cuatro décadas de democracia en España ha vuelto con fuerza el temor a los
comunistas fomentado por los neofranquistas, además lo utilizan usando el mismo
concepto que sus antecesores: comunistas
eran todas aquellas personas sospechosas de no ser leales al Régimen. Ahora lo
recuperan debido al hecho de que por
primera vez ocupan puestos en el Gobierno. Y meten en el mismo saco a
los miembros de PODEMOS, esos también son comunistas, dicen. Las derechas, la
ultra y la “cobarde”, han difundido el fantasma de que van a implantar aquí el
modelo venezolano. Como si Venezuela fuera un ejemplo que se pudiera trasladar
a alguna parte y menos aquí. Los comunistas pueden ser malos, pero no tontos y
siempre son pocos. Ese mantra bolivariano lo han vendido muy bien y ha penetrado en
sus partidarios que se lo han creído y lo viralizan en las redes sociales. Les están vendiendo el miedo porque saben que
éste no invita a la reflexión e impide apreciar el
disparate que supone esa afirmación.
El miedo se
transforma en odio porque han resucitado la vieja acusación franquista en la
que afirman que los comunistas van a quitarle lo que tienen. Ya sé que es una
afirmación irracional, pero lo han difundido las fuentes a las que dan
credibilidad y todos sabemos los estragos que causa la confianza ciega. Es la
mayor de las muchas mentiras que han puesto en circulación, que la crean es lo
más inquieta.
Todo esto lo
he podido comprobar en conversaciones mantenidas con conocidos y amigos que,
sin militar en las derechas, dan pábulo a estos mensajes y muestran temor a las
medidas que se puedan adoptar desde el poder político. Al menos he podido
cambiar sus certezas por dudas razonables.
Ciertamente
supone una novedad que los comunistas formen parte de un Gobierno por primera
vez desde la implantación de la
democracia. La paradoja es que lo han hecho en el momento más bajo de su
dilatada historia, agarrados a Izquierda Unida como tabla de salvación, aunque
tampoco sea una tabla sólida, puesto que ha tenido que casi diluirse en la
amalgama de PODEMOS para poder subsistir. Sólo hay dos ministros comunistas en
el Gobierno y no se les ve trazas de pensar en hacer la revolución. De todas
maneras conviene recordar que en Europa los comunistas han gobernado, por
ejemplo, en Francia con De Gaulle que tuvo cinco ministros o Mitterrand con
cuatro. Y no hubo revolución, solo intentaron mejorar las
condiciones de vida de los trabajadores desde el respeto a las normas
establecidas. No le quitaron nada a nadie.
PODEMOS, ha
aglutinado a los movimientos sociales y políticos situados a la izquierda del
PSOE, algo que ya se intentó en los años ochenta dando origen al nacimiento de Convocatoria
por Andalucía y después a Izquierda Unida, sumergida hoy en este nuevo conglomerado
diverso y plural. Este último intento de unir las fuerzas progresistas es el
que ha tenido más éxito y está durando más. Precisamente cuando no ha sido promovido por los
comunistas. Sus responsables de carteras ministeriales tampoco se han distinguido
por ir contra el sistema, por el contrario han aceptado las reglas del juego y
están haciendo política dentro del pacto programático firmado con el PSOE. La medida de sus intenciones políticas ha sido, por ejemplo, la implantación
del Ingreso Mínimo Vital, lo más importante que se ha hecho hasta ahora para paliar el problema social que atravesamos. Esta medida
añade un pilar más a los avances experimentados en las mejoras de la calidad de
vida de la ciudadanía más desprotegida.
En los años
de la guerra fría, surge en EE.UU. la “caza de brujas” protagonizada por
Joseph McCarthy, un inquisidor despiadado, cuyo objetivo era perseguir a los
comunistas o sospechosos de serlo, para erradicarlos del corazón del imperio
capitalista. El temor tenía su razón de ser por la influencia creciente de la URSS en Europa, Asia y el Centro y Sur de América. El
senador por Wisconsin creía ver comunistas infiltrados por todas partes,
especialmente en el mundo de la cultura y del cine, obsesionado por el avance
que estaba experimentando en el mundo
las ideas anticapitalistas.
Hoy podemos
afirmar, sin temor a equivocarnos, que ese miedo pasó a la historia. Como
igualmente pertenecen al pasado el poderoso Partido Comunista Italiano de
Enrico Berlinguer o el Partido Comunista Francés de George Marchais. Sus ideas
y sus poderosas organizaciones, se perdieron definitivamente con la caída del
muro de Berlín. Ganó el capitalismo sin fronteras.
¿Dónde está
hoy el peligro de los comunistas? El
comunismo, como fenómeno de masas que inquietara al sistema capitalista,
desapareció hace tiempo. Lo que se mantiene vivo es el espíritu de conseguir
una sociedad más justa y ese deseo lo representan hoy las fuerzas políticas
progresistas.
Hoy el
verdadero peligro para la democracia, para nuestros bolsillos y para nuestro
bienestar, está precisamente en quién difunde estos cuentos, la extrema derecha
y su monaguillo, el PP. Han desenterrado este viejo temor, como si fuera
actual, para disimular sus verdaderas intenciones de debilitar, si no acabar
con nuestro sistema de libertades tal y como lo conocemos y al mismo tiempo beneficiar
a las oligarquías económicas. Ese es el verdadero mal que nos acecha. De ahí
que siembren el odio, caven trincheras, utilicen la bandera de todos como arma
y resuciten los hueros valores patrióticos de la época de la Dictadura. Para
esa guerra necesitan un enemigo, y han recurrido al de siempre: el socialcomunismo,
por supuesto ateo, a quien tienen que echar del poder como sea, para salvar a la patria. En cambio, para
los patriotas de verdad, a los que les importa el bienestar de sus compatriotas, los enemigos
que hay que vencer hoy, son la pobreza, la desigualdad, el desempleo y los
salarios de miseria, para conseguir una sociedad más igual. Esa es la España
por la hay que luchar.
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