LA RECONQUISTA EMPIEZA EN ANDALUCÍA
Así definió
el líder de VOX el resultado electoral del pasado domingo, Andalucía convertida
en la Covadonga del siglo XXI y él en D. Pelayo. Enfrente no estaban los
sarracenos, sino los socialistas
corruptos y los comunistas chavistas, mala gente a la que hay que expulsar o
eliminar del suelo patrio para conseguir la unidad de España y el triunfo del
cristianismo.
Es un
lenguaje que ya teníamos olvidado y que habíamos conseguido superar con la
construcción de una sociedad libre y abierta. Veíamos que este fenómeno del
renacer de la extrema derecha ocurría en otros lugares, pero aquí no porque
estaban dentro del PP. Y así era hasta que se han separado y han cobrado vida propia hasta hacerse presente
e irrumpir fuertemente aprovechando nuestro sistema democrático.
Un fenómeno que tiene su causa principal en las crisis que provoca el capitalismo. La
Gran Depresión trajo como consecuencia el nacimiento en Europa de los
movimientos fascistas y nazi. Hitler alcanzó el poder elegido en las urnas.
Ahora la Gran Recesión ha traído el resurgir de esos movimientos en Europa, a
los que Trump y Bolsonaro no son ajenos. Es decir, son consecuencia del
descontento general, de los profundos desequilibrios sociales que provoca y de
la carencia de soluciones por parte de las democracias. Ese ambiente es un
terreno propicio para que arraiguen los discursos más sencillos y demagógicos que
no necesitan explicación y que tienen una gran acogida entre los descontentos
por la ineficacia de los partidos políticos.
Ahora vemos en Francia brotar protestas muy duras, sin nadie que las
lidere, es la expresión del nivel máximo de hartazgo y de que siempre paguen el
pato los mismos. Una consecuencia del capitalismo salvaje que campa sin control
produciendo desequilibrios sociales insoportables.
En este
ambiente, se celebraron las elecciones andaluzas, las primeras de una larga
etapa de convocatorias que tendrán lugar el año que viene. Estaremos en campaña
electoral más de un año, con lo que eso significa. El resultado electoral del domingo ha
desconcertado por imprevisible y por la rotundidad con que ha hecho su
aparición el neofranquismo, ningún
sondeo de opinión nos lo anunció. Además
irrumpe con capacidad para decidir nada menos que el Gobierno de la Junta de Andalucía. El PP que
ha obtenido los peores resultados de su historia, se ha apresurado a contar con
ellos para conseguir la Presidencia, Pablo Casado se ha pasado toda la campaña
lanzando mensajes muy parecidos a los de VOX, con los mismos contenidos, Cataluña, la inmigración y la
recentralización del Estado. De siempre esta derecha española ha tirado al
monte, incapaz de deshacer de su herencia franquista y por tanto no le cuesta
nada pactar con una fuerza que aunque
sea antisistema es hermana de sangre.
Ciudadanos tiene en
sus manos una difícil decisión política. Aunque se han postulado para presidir
la Junta, son conscientes de que no lo pueden conseguir, por más que utilicen
la serie de Borgen para sostener su pretensión. Son la tercera fuerza política,
pese a ser los que más han subido en votos, en el transcurso de las
negociaciones tendrán que venderse para que gobierne el PP. En esta situación
aparecerán en una foto indeseable votando junto a VOX. Desde su aparición en el panorama nacional han estado cambiando
de posición constantemente y han ido desde firmar un programa de gobierno con
el PSOE, hasta mantener posturas más de derechas que los populares. Cambiar de opinión se puede admitir, pero
tiene una línea roja, coincidir con una fuerza política franquista. Sería una
postura muy difícil de explicar en una fuerza política liberal. Quién se alíe
con VOX se mancha y aún quedan por delante las elecciones autonómicas, municipales,
europeas y generales.
El PSOE debe
asumir el error cometido que le ha costado muy caro. Las elecciones no estaban
ganadas, estaban ganados los sondeos y la experiencia nos dice que es una
situación propicia para que el electorado se desmovilice. Ha faltado ilusionar a los andaluces con
un nuevo proyecto, como se ha hecho en
el pasado. Ha habido otro inconveniente, el debate sobre Cataluña ha impregnado
todo, impidiendo en gran medida que se debatiera sobre Andalucía. A esto hay
que añadir que el discurso negativo de los 36 años en el Gobierno ha calado
entre los votantes, pero tampoco han querido que el relevo sea el PP, al que
también han castigado duramente.
Podemos e IU
tienen que sacar conclusiones. En teoría la unión de la izquierda debe ser el
objetivo a perseguir, pero los dos experimentos que ha habido han sido un
fracaso, no solo no han sumado sino que han restado apoyos. El electorado de la
izquierda está muy fragmentado y se ha demostrado que unir los pedazos en un
puzle no es la solución.
Lo más
importante y urgente que tiene que tener
la izquierda es cómo se frena a la
extrema derecha y a sus aliados camuflados de demócratas, cara a las próximas elecciones. Una idea,
pisar más la calle, estar más en contacto con los problemas de la gente y
explicar con mucha pedagogía las propuestas que se hacen.
Comentarios