La CANDIDATURA D´UNITAT POPULAR
LA CANDIDATURA
D´UNITAT POPULAR
Después del resultado de las pasadas elecciones en Cataluña
surgen más incertidumbres que certezas. Entre estas últimas destacan que la
mayoría de los electores catalanes no creen que la independencia sea la
solución para sus problemas. Otra verdad es que el sistema electoral ha
otorgado la mayoría de escaños a la extraña coalición formada por los
defensores de la separación del resto del Estado. Y entre las incertidumbres
está el saber qué hará la coalición de Junts Per Si con su hoja de ruta que no
apoyan la mayoría de catalanes. Y después está la CUP, que tiene la llave de todo y que se define como
nacionalista anticapitalista. Confieso mi perplejidad ante esta definición. Mi
curiosidad por entender esta curiosa contradicción me ha llevado a realizar un
seguimiento de las declaraciones de su líder, Antonio Baños y el resultado ha
sido que mi confusión ha aumentado, lo que ha hecho que me repase los clásicos
que definieron la lucha anticapitalista, hoy antisistema. No ha hecho falta que
profundizara mucho, en el Manifiesto Comunista redactado por Karl Marx y
Friedrich Engels en 1848, se convoca a los proletarios del mundo a la unidad
para derrocar el sistema. Entendían, con razón, que sólo desde la unidad de los
explotados se podría hacer frente y
derrotar a un sistema explotador. Hoy sigue siendo válido ese principio, aunque
sea más difícil de aplicar porque el
propio sistema se ha maquillado para ocultar lo que siempre ha sido, generador
de enormes desigualdades sociales. Al mismo tiempo ha unido sus fuerzas a nivel
mundial, y ha dirigido un fenómeno que
ha llamado globalización que facilita enormemente su tarea de dominio y
explotación.
Los componentes de los movimientos antisistema de ahora,
plantean su lucha de forma testimonial, no se puede hacer la revolución
comiendo hamburguesas en una franquicia americana y vistiendo ropa fabricada
por niños explotados en otros puntos del planeta. Pero hay que valorar su
convicción en que se puede cambiar el mundo, aunque lo planteen con mucha
ingenuidad.
Lo que sorprende es que un partido político en el que han
depositado su confianza 336. 375 ciudadanos y obtenido con ellos 10 escaños en
el Parlament, defienda que la eficacia de la lucha contra el capitalismo hay
que hacerla desde la independencia de un territorio, todo lo contrario de lo
que defendían los clásicos. Los trabajadores explotados del resto del mundo,
que se apañanen como puedan. ¿Quieren decir que para cambiar el sistema cada
uno tiene que luchar por su cuenta desde su territorio contra el Foro de Davos,
el Club Bilderberg, la CEOE y las Corporaciones transnacionales? ¿Acaso piensan
que pueden cambiar el sistema capitalista sólo en Cataluña?
Admiro la convicción con que defiende esta tesis, pero no puedo
dejar de acordarme de la carga de caballería de la Brigada Ligera inglesa
frente a los cañones rusos en la guerra de Crimea, muy valiente pero suicida.
A lo mejor no aspiran a tanto, me cuesta trabajo creer que lo
piensen en serio, a lo mejor detrás de un discurso radical lo que se esconde es
conseguir una mayor igualdad en la sociedad catalana, ayudando a quien más lo
necesita y proteger a los más débiles, pero eso ha sido siempre lo que ha
defendido la tan denostada socialdemocracia, que implantó en Cataluña y en
España el Estado del Bienestar. Si eso es así, su discurso radical es el de
siempre, el de marcar la utopía, desde el convencimiento de que, al no poder
derrotar al capitalismo desde la lucha directa, en definitiva la revolución,
hay que hacerlo caer con pequeños mordiscos. Por lo pronto ellos quieren
empezar a roer desde la independencia de su territorio, y cuando se desgasten
los dientes y no hayan conseguido cambiar casi nada, deberían caer en la cuenta
de que, si de verdad creen lo que pregonan, esa lucha es global y afecta a un
trabajador-esclavo en Cataluña y en Tailandia y que su liberación sólo se
consigue desde el “proletarios del mundo uníos”, el capitalismo lo está desde
hace mucho tiempo y supera sus contradicciones magníficamente, en la última crisis hubo quién pronosticó su desaparición, y ahí lo tenemos, más reforzado y explotador que nunca.
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