Las viejas formas
Es estos
tiempos de cambio en el que nos encontramos, sorprende extraordinariamente que
los que asumen responsabilidades políticas no se enteren de lo que la sociedad
demanda. Pero sería peor aún que no se quieran enterar.
Sin duda Andalucía
se ha convertido en un campo de pruebas para los acontecimientos electorales
que nos esperan este año. El ser la primera ha despertado expectación, pero ese
mismo hecho también produce una importante distorsión en las estrategias de los
partidos, en los viejos y también tristemente en los emergentes. El comportamiento posterior de las fuerzas
políticas, especialmente en estas tareas primeras de ordenar el Parlamento y
elegir Gobierno, está condicionado por lo que aún queda por delante y todos
tienen el temor de que la decisión que adopten les perjudique en las futuras
confrontaciones electorales. ¿Dónde quedan los intereses de los andaluces?
La formación
del nuevo Parlamento y la elección de la Mesa, nos brindó la primera
oportunidad de saber si los representantes ciudadanos habían tomado nota de lo
que había manifestado la gente en las urnas. Y no, no se han enterado de nada.
El PP que ha
recibido un duro castigo en las urnas, pierde 17 escaños su peor resultado
desde 1982, ha montado una bronca que nos ha abochornado a todos. Sus
representantes han demostrado una vez más que la chulería, la prepotencia y su
incapacidad de diálogo está en su ADN.
No pueden evitar ser así.
Las imágenes
de la Cámara nos enseñaban, por un lado la bronca montada por el Portavoz del
PP y respondida por el Presidente de la
Mesa de Edad, el socialista Luis Pizarro que aplicó el Reglamento, como era su
obligación; y por otro la crispación que se reflejaba en las caras de los
parlamentarios de la derecha. Y ese debate bronco se producía por conseguir un
representante en la Mesa, un asunto que para nada nos inquieta a los andaluces.
En la
negociación para elegir a Susana Díaz como Presidenta de la Junta, hemos oído
hablar de “líneas rojas”, como exigencia previa. Las han marcado Podemos y
Ciudadanos. Exigen que los expresidentes Chaves y Griñán renuncien a sus
escaños en el Congreso y el Senado, ¿qué tiene que ver eso con la solución al
problema del paro, la mejora de la sanidad y la educación? ¿Por qué no empiezan
por exigir “líneas azules”? Lo que esperábamos era que condicionaran su apoyo a
la exigencia de aplicar medidas para mejorar el problema del empleo, una mayor
inversión para mejorar la calidad de la enseñanza pública, una mejora en la
atención sanitaria, una mayor inversión en vivienda pública, en definitiva, que
exigieran un programa de gobierno que fuera en la línea de mejorar nuestra
calidad de vida. Es lo que han pedido los sindicatos y las organizaciones
sociales. Es muy triste ver cómo los que
dicen representar el descontento ciudadano, han entrado, nada más empezar, en
las viejas tácticas de siempre, velar por sus intereses partidarios, no hacer
nada que pueda perjudicarles en las próximas elecciones, aunque el coste sea
que los andaluces no tengamos Gobierno. Mantengo la esperanza de que, en las
negociaciones que comienzan ahora, las exigencias se centren en las medidas que
el Gobierno debe adoptar para paliar el destrozo que el PP ha hecho en nuestras
vidas. Si se centran en eso, sabremos
que han entendido el mensaje de los ciudadanos y que la política debe discurrir
por otros cauces tendentes a resolver nuestros problemas y no sus estrategias
electorales.
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