Ajuste de cuentas
1. El ingreso de
España en la Unión Europea supuso un antes y un después en su desarrollo y
modernización. Los fondos de ayuda han servido para que podamos disponer de
unas infraestructuras adecuadas: carreteras, autovías, ferrocarriles, puertos y
aeropuertos. Han mejorado sensiblemente nuestra industria y han hecho
competitiva nuestra agricultura. Las ayudas a la formación de nuestros jóvenes
han hecho posible una mejora en su preparación para incorporarse al mercado de
trabajo. Los programas de intercambio con otros países de educadores y alumnos
han abierto horizontes al conocimiento que antes eran muy difíciles de
conseguir. Especialmente beneficiado ha sido el medio rural, que ha
experimentado una transformación espectacular en infraestructuras,
equipamientos, mejora del medio ambiente y la aparición de nuevas actividades
como industrias agropecuarias y el turismo rural. La lista de los beneficios
reportados es muy larga para contarla aquí, pero todos somos conscientes de que
nuestro nivel de vida creció de forma notable. Lástima que no lo aprovecháramos
para crear nuestra propia riqueza, en vez de dedicarnos a especular con el
ladrillo.
Los
países del centro de Europa, especialmente Alemania, que han sido los que han
aportado la mayor parte del dinero destinado a financiar las ayudas, ahora nos
exigen que nos apretemos el cinturón ¡y de qué manera! Se les olvida que su
ayuda no era desinteresada, que al elevar nuestro nivel de vida nos convertían
en consumidores de sus productos y elevaban sus ganancias. Un puro negocio que
ahora ven peligrar y tienen miedo y mucha prisa por aplicarnos un tercer grado
con el objetivo de garantizar la devolución de los préstamos que nos han concedido.
Su avaricia torpe les impide ver que si nos asfixian, no cobrarán nunca. Ya en
Grecia han tenido que “perdonar” la mitad de la deuda y aún así no está claro
que puedan cobrar la otra mitad. Deberían pensar que si nos dejaran ser los
consumistas activos que éramos hace unos años, garantizarían su dinero mucho mejor.
Nos están ajustando las cuentas, aunque se equivocan totalmente: si siguen como
hasta ahora, las cuentas no les van a salir nunca.
2. El Gobierno del
Partido Popular se ha convertido en un fiel esbirro de estas políticas. Los
brutales recortes a que nos ha sometido jibarizan nuestra economía hasta rozar
la miseria para gran parte de la población. Rajoy, al que la mayoría de los
españoles auparon (yo no) confiados en sus promesas y con la esperanza de que
nos salvara del naufragio, ha pasado de salvador a capitán del Titanic, pero
seguro que no se ahoga como le ocurrió a Edward John Smith.
Esta
derecha que nos gobierna está aprovechando las circunstancias económicas para
hacer un ajuste de cuentas con la transición política que hicimos en la segunda
mitad de los años 70. Ellos no han variado de lo que pensaban entonces, no
olvidemos que dos años antes de aprobarse la Constitución, estaba aún vigente
el lema “España, UNA, Grande y Libre”, y que poco después “tragaron” con la
creación de la España de las Autonomías, pero no lo han digerido, por tanto no
es de extrañar que ahora disfruten imponiendo a las comunidades autónomas
objetivos imposibles de cumplir y así poder controlarlas, con la excusa de la
intervención. En sus filas se han oído voces que defienden su supresión —salvo
las históricas, claro. Todo esto desde el reconocimiento de que los gobiernos
de algunas comunidades autónomas, gobernadas por el PP, han sido un completo
desastre.
Las
reformas anunciadas en educación (¡poner una reválida a los niños de Primaria!),
ley del aborto, reforma de la justicia, asfixia de la cultura, retrocesos en la
sanidad y lo que queda por venir, conforman su programa de máximos que no
figuraba en el programa electoral pero sí está en su ADN y que están imponiendo
y van a imponer al socaire de la crisis económica sin dialogar con nadie, otro
tic del pasado. Es decir, pretenden acabar con aquello por lo que tuvieron que
transigir porque las circunstancias lo aconsejaban. Por tanto, la oposición
debe hacerse desde un punto de vista ideológico porque ellos se han colocado en
ese terreno. Los demócratas convencidos tendremos que volver al tajo de la
lucha por defender los avances conquistados en estos decenios.
A todo
esto, a la Iglesia y a las grandes fortunas, ni reñirle
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