Debate nuclear: ahora es el momento



El mundo vive con enorme preocupación las consecuencias que para la seguridad nuclear ha tenido el terremoto y el posterior sunami que ha arrasado el noreste de Japón. A la mayor tragedia que han sufrido los japoneses desde la segunda guerra mundial, se le añade las explosiones y las fugas radioactivas que se han producido en la central nuclear de Fukushima, lo que ha provocado el desalojo de los habitantes de sus proximidades hasta un radio de treinta kilómetros. A esto hay que añadir el peligroso aumento del nivel de radioactividad en los alrededores, que ya ha llegado a Tokio e incluso ha afectado a los soldados de un portaviones norteamericano que se hallaba en la zona. Y esta tragedia amenaza a ir a más, aunque ya se hayan parado otras centrales donde también se han producido serias averías que afectan al calentamiento del núcleo.

Cabría preguntarse por qué el único país del mundo que ha sufrido explosiones nucleares, Hiroshima y Nagasaki, con cientos de miles de muertos y enfermedades mortales en muchos de los supervivientes que han durado décadas, ha basado su abastecimiento energético en lo nuclear, aun conociendo su enorme exposición a los terremotos. Es muy importante tener en cuenta esta circunstancia porque la inestabilidad sísmica del territorio ha hecho que los niveles de seguridad que han utilizado sean los mejores del mundo y han extremado su atención al mantenimiento para que nada pudiera fallar. Por la misma razón también han extremado la seguridad en la construcción de edificios, pero a estos no le ha afectado y los hemos visto en las imágenes con oscilaciones imposibles. Queda claro que la energía nuclear es peligrosa y por más que se extremen sus medidas de seguridad, siempre habrá alguna circunstancia que provoque una catástrofe. Por cierto, es la única fuente de energía que puede hacerlo.

Naturalmente el debate sobre la energía nuclear ha surgido en todo el mundo. Los defensores de su utilización han salido para decir que ahora no es momento para ese debate, que no se puede hacer en caliente. No deja de ser una estupidez el intentar que ahora no hablemos de los peligros que entraña su uso cuando estamos viendo en televisión las explosiones en la central nuclear y los empleados uniformados como en las películas, pasando el contador Geiger a los ciudadanos para medir su nivel de radioactividad. Por eso ahora, precisamente ahora, es el momento de que demuestren las ventajas de su utilización y que defiendan eso de que es una “energía limpia” (cuando se ensucia es mortal), de su nivel de independencia energética (¿dónde conseguimos el uranio y lo enriquecemos?), del bajo coste de producción del kilovatio (¿cuánto cuesta construirla? Y lo más importante ¿qué empresas lo hacen?). También sería necesario que explicaran qué hacer con los residuos radioactivos y cuánto cuesta su almacenamiento que tiene que durar veinticinco mil años.

La caverna mediática dice que en este debate no se debe utilizar la ideología, naturalmente se refieren a los que están en contra de su uso, y utilizan el término para descalificarlos. Los que están a favor, o sea ellos, no tienen ideología, son unos buenos chicos asépticos que solo se preocupan por el bien de todos nosotros y por la defensa del medio ambiente y cuando se les pide que expliquen cómo se evita una catástrofe como ésta, se escudan en que “ahora no es el momento”, pero cualquier momento sí es bueno para que despotriquen contra las energías renovables.

Ahora es el momento para que desde La FAES nos expliquen las bondades de la energía nuclear, ahora, cuando hasta la mismísima Angela Merkel, para tranquilizar los ánimos, ha decidido no prolongar la vida de las centrales más viejas de Alemania. Ahora, cuando en todo el mundo cunde el temor que nos pueda pasar a nosotros. Ahora es el momento de anunciar el cierre de la central nuclear de Garoña en el 2013 y de las restantes de forma paulatina. Ahora es el momento de zafarse de la agobiante presión de los lobys que gastan grandes sumas de dinero en campañas que cantan las excelencias de la energía nuclear. Ahora es cuando el Gobierno debe presentar un Plan Energético Nacional que apueste por la paulatina sustitución de las energías contaminantes y peligrosas por las renovables y limpias.

Si de verdad se quiere defender un modelo energético, ahora es el momento y dejarlo pasar sería un gran error político.

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