Hay que equilibrar la balanza


Europa, y especialmente la eurozona, está sufriendo el feroz ataque de los especuladores que se ensañan en las deudas soberanas de las economías más débiles provocando los planes de ajuste más duros conocidos hasta ahora. Irlanda, Grecia, Portugal, España, a los que seguirá el Reino Unido, han tenido que tirar a la basura sus presupuestos, aprobados hace unos meses. Presupuestos que ya eran restrictivos y contemplaban serios ajustes que de nada han servido. Esto es lo que ocurre cuando los mercados se intranquilizan, y no se calman con un orfidal sino garantizando sus ganancias a costa de nuestro sacrificio. Uno recupera su alma joven de revolucionario cuando piensa que esos mismos especuladores son los que han hundido nuestras economías y que ahora exigen que perdamos calidad de vida para que ellos acumulen más riqueza, así funciona esto. Pero la revolución, ahora como antes, no es posible, no se dan las condiciones objetivas que decía Carlos Marx, pero algo sí se puede hacer.

Lo primero que tenemos que exigir a las fuerzas políticas progresistas, en nuestro caso al PSOE, es una mayor energía para enfrentarse a las políticas conservadoras que defienden este estado de cosas. Especialmente en la necesidad de poner coto a este desmadre en que nos ha metido su avaricia. Es preciso regular su funcionamiento, es decir, hegemonizar el poder democrático de la política; no se asuste nadie, no se trata de acabar con la libertad del mercado, se trata de imponerle unas reglas que lo regulen y controlen. Esto ya está muy estudiado y con propuestas que no se han tomado en consideración por miedo, como puede ser la tasa Tobin. Y como no es posible hacerlo desde España, hay que llevar las propuestas al seno de los organismos internacionales a los que pertenecemos, Eurogrupo, G-20, OCDE… a todas partes. El cabreo es universal y seguro que no estaremos solos. También se ha puesto de manifiesto la necesidad de avanzar en la unión fiscal, económica y política de Europa, de hecho, la reunión del eurogrupo el pasado día 9 para frenar el ataque a nuestra moneda y garantizar las economías de la eurozona supuso un avance importante en la construcción europea. Mucho me temo que esos avances se hagan más por necesidad que por convicción.

Además es necesario que los ciudadanos sepamos que nuestro Gobierno está en esa línea, que no se resigna sin más a los dictados de los especuladores. Da la impresión de que el Gobierno tiene mala conciencia porque ha aumentado el déficit al 11,2% y el ataque de los especuladores a nuestra deuda ha puesto en peligro la estabilidad del euro. Pues no, el Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer, endeudarse para que no se resientan las políticas sociales e intentar paliar el desempleo. En estos momentos duros tiene que ser el Gobierno y su Presidente a la cabeza quien tiene que explicar a esa ciudadanía desconcertada y cabreada que vamos a liderar a todos los que quieren poner coto a este desmadre, al menos, que los culpables no se vayan de rositas y más ricos a costa de nuestros bolsillos.

En segundo lugar, es necesario tomar medidas para frenar el deterioro de nuestra economía. El Gobierno ya ha decidido unas cuantas: supresión de altos cargos, subida del IVA en julio, reducción del 5% en el salario de los funcionarios, congelación de las pensiones y recortes de 6.000 millones en obras públicas. Seguramente son necesarias para reducir gastos y rebajar el déficit al 3% como exige Bruselas, pero esto lo está pagando quien menos culpa tiene de haber provocado esta catástrofe. Llama la atención que Papandreu, Sócrates y Zapatero, todos socialistas, hayan tomado medidas parecidas pero con algunas diferencias; en Grecia y Portugal se han subido los impuestos a los bancos, a las grandes empresas y se ha modificado el IRPF para que pague más quien más tiene. Muchas voces del PSOE están pidiendo que aquí también se haga lo mismo, que se equilibren los sacrificios. Ya sabemos que al mercado le desagrada que les toquen a los suyos, pero lo que más caracteriza a la izquierda es luchar por una sociedad más justa e igual. He dicho luchar y eso lleva consigo enfrentarse a los intereses de la derecha que defiende este sistema. Millones de personas estamos esperando que esto ocurra cuanto antes porque las medidas tomadas hasta ahora no son justas ni son iguales para todos.

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