La derecha no quiere a los andaluces
La actualidad la marcan otra vez los calificativos y comparaciones peyorativas que nos dedican a los andaluces los dirigentes del PP. A lo de que somos vagos, indolentes, amantes de la juerga, nuestros niños son analfabetos, tenemos habla de chiste o que Blas Infante era un payaso, con que nos han obsequiado desde Mariano Rajoy hasta Montserrat Nebrera, pasando por María San Gil, Mayor Oreja, Ana Mato, Alejo Vidal-Quadras, Juan Carlos Aparicio o Dolores de Cospedal, entre otros, hay que añadirle lo último de Esperanza Aguirre, compararnos con las gallinas. El sintomático desprecio con que los dirigentes populares nos tratan y el concepto rancio que tienen de esta tierra, demuestran el poco conocimiento que tienen de nosotros.
Las razones que justifican este comportamiento son, básicamente, dos. La primera es consecuencia de la historia, esta derecha de ahora es la heredera de los señoritos y caciques que durante siglos ostentaron el poder económico y político, etiquetaron Andalucía como la tierra de “charanga y pandereta”, y convirtieron a la inmensa mayoría de andaluces en peones a su servicio. Después tuvieron “luengo parto de varones amantes de sagradas tradiciones y de sagradas formas y maneras”, como decía Machado. No hay más que ver las formas achuladas y despectivas con que tratan a los que no piensan como ellos.
La segunda es consecuencia de la primera, no nos quieren porque la mayoría de los andaluces les niega su voto una y otra vez desde que llegó la democracia. Los conocemos, los hemos padecido a la fuerza durante demasiado tiempo, no nos fiamos de ellos, y como continúen por ese camino, desde luego, no van a ganar nuestra confianza. Se comprende que la consecuencia de todo esto sea que estén especialmente cabreados con nosotros. La prueba más evidente es que cuando gobernaron en Madrid, le negaron a Andalucía el pan y la sal. Llegaron al extremo de no reconocer el número de habitantes que vivíamos aquí.
Su presidente Javier Arenas, es el paradigma de los valores del partido. Asombra su descaro en las declaraciones que hace, especialmente cuando miente, que es casi siempre. Según su interpretación la Aguirre, no nos insultó cuando nos comparó con gallinas a las que se les echan migajas, muy al contrario, nos admira y nos quiere. Ese es el resabio que les queda, creen que somos ignorantes y torpes, que no sabemos interpretar las cosas, que aunque retuerzan los argumentos todo lo que quieran y digan cosas como esas, vamos a creerlos a ellos. Arenas quiere convencernos de que compararnos con las gallinas es un signo de admiración y cariño de la Aguirre con los andaluces y además lo hace con el desparpajo que le caracteriza, levantando la ceja. ¿Cómo quieren ganar la elecciones con insultos como esos a nuestra inteligencia? ¿Cómo podemos creerlos con mentiras tan burdas?
Esta es una de las cosas que caracteriza a esta derecha, heredera del franquismo, distorsionan la realidad, como si fuera de goma, intentan hacernos creer lo contrario de lo que estamos viendo. Y es asombrosos el descaro con que lo hacen, son los mejores actores de la política, dicen las mayores barbaridades sin pestañear, porque lo que no podemos pensar es que sean tontos y se crean sus propias mentiras.
Arenas decía este disparate, en la puerta de la sede del Tribunal Constitucional, donde, en otro de los gestos que le caracteriza, había presentado un recurso contra los presupuestos generales del Estado...¡porque contempla el pago de parte de la deuda histórica a Andalucía en bienes inmuebles! Un pago que durante los ocho años de Aznar y con él formando parte de su gobierno, se nos negó a los andaluces. No cabe mayor cinismo, bueno, sí, seguro que lo supera en su próxima aparición pública.
Es necesario que se implante cuanto antes la sensatez, y no desde la izquierda, sino desde el sentido común. Se puede y se debe hacer política sin necesidad de que nos tomen por imbéciles, simplemente con que se nos respete como personas capaces de razonar y para eso sólo se necesitan proyectos políticos con propuestas de futuro capaces de convencernos. Nada más y nada menos.
Las razones que justifican este comportamiento son, básicamente, dos. La primera es consecuencia de la historia, esta derecha de ahora es la heredera de los señoritos y caciques que durante siglos ostentaron el poder económico y político, etiquetaron Andalucía como la tierra de “charanga y pandereta”, y convirtieron a la inmensa mayoría de andaluces en peones a su servicio. Después tuvieron “luengo parto de varones amantes de sagradas tradiciones y de sagradas formas y maneras”, como decía Machado. No hay más que ver las formas achuladas y despectivas con que tratan a los que no piensan como ellos.
La segunda es consecuencia de la primera, no nos quieren porque la mayoría de los andaluces les niega su voto una y otra vez desde que llegó la democracia. Los conocemos, los hemos padecido a la fuerza durante demasiado tiempo, no nos fiamos de ellos, y como continúen por ese camino, desde luego, no van a ganar nuestra confianza. Se comprende que la consecuencia de todo esto sea que estén especialmente cabreados con nosotros. La prueba más evidente es que cuando gobernaron en Madrid, le negaron a Andalucía el pan y la sal. Llegaron al extremo de no reconocer el número de habitantes que vivíamos aquí.
Su presidente Javier Arenas, es el paradigma de los valores del partido. Asombra su descaro en las declaraciones que hace, especialmente cuando miente, que es casi siempre. Según su interpretación la Aguirre, no nos insultó cuando nos comparó con gallinas a las que se les echan migajas, muy al contrario, nos admira y nos quiere. Ese es el resabio que les queda, creen que somos ignorantes y torpes, que no sabemos interpretar las cosas, que aunque retuerzan los argumentos todo lo que quieran y digan cosas como esas, vamos a creerlos a ellos. Arenas quiere convencernos de que compararnos con las gallinas es un signo de admiración y cariño de la Aguirre con los andaluces y además lo hace con el desparpajo que le caracteriza, levantando la ceja. ¿Cómo quieren ganar la elecciones con insultos como esos a nuestra inteligencia? ¿Cómo podemos creerlos con mentiras tan burdas?
Esta es una de las cosas que caracteriza a esta derecha, heredera del franquismo, distorsionan la realidad, como si fuera de goma, intentan hacernos creer lo contrario de lo que estamos viendo. Y es asombrosos el descaro con que lo hacen, son los mejores actores de la política, dicen las mayores barbaridades sin pestañear, porque lo que no podemos pensar es que sean tontos y se crean sus propias mentiras.
Arenas decía este disparate, en la puerta de la sede del Tribunal Constitucional, donde, en otro de los gestos que le caracteriza, había presentado un recurso contra los presupuestos generales del Estado...¡porque contempla el pago de parte de la deuda histórica a Andalucía en bienes inmuebles! Un pago que durante los ocho años de Aznar y con él formando parte de su gobierno, se nos negó a los andaluces. No cabe mayor cinismo, bueno, sí, seguro que lo supera en su próxima aparición pública.
Es necesario que se implante cuanto antes la sensatez, y no desde la izquierda, sino desde el sentido común. Se puede y se debe hacer política sin necesidad de que nos tomen por imbéciles, simplemente con que se nos respete como personas capaces de razonar y para eso sólo se necesitan proyectos políticos con propuestas de futuro capaces de convencernos. Nada más y nada menos.
Comentarios
Primero, sus dirigentes son incapaces de despegarse del rancio rango del Srto Andaluz.
Segundo, por que padecen incapacidad mental manifiesta para proponer una alternativa seria y consecuente para Andalucia, como para el resto del estado.
Tercero, por la maldad implicita en sus ideas, que les lleva a incontinencias verbales, como las de la Lideresa Madrileña.